Las lentillas son compañeras diarias de muchas personas pero, en muchas ocasiones, se cae en la tendencia de no cuidarlas adecuadamente. Esto afecta a su durabilidad y vida útil, así como seguir siendo igual de cómodas que el primer día.
Además, el llevar una rutina higiénica con las lentillas ayuda a evitar cualquier tipo de daño o infección ocular, que simplemente manteniendo limpias las lentillas, se pueden evitar.
En tres pasos consigues la rutina diaria perfecta para ti y tus lentillas:
- Antes de manipularlas, tanto para ponértelas como quitártelas, es indispensable tener las manos limpias y secas con una toalla que no desprenda ningún tipo de residuo. De esta manera evitamos infecciones por suciedad.
- Ahora sí procedemos a quitarnos las lentillas, de una en una, y las limpiamos con el líquido recomendado mientras lo frotamos, en la palma de la mano y con un dedo, con suavidad para quitar cualquier tipo de suciedad de la superficie.
- Una vez limpias las lentillas, las depositamos en su correspondiente estuche limpiado previamente y terminamos el proceso rellenando el escuche con solución desinfectante.
De esta manera, las lentillas se mantendrán limpias y cómodas como el primer día, evitando infecciones y no perjudicando a su durabilidad.
Es una rutina muy sencilla y que recomendamos incluir en el día a día.